Entrevista a Ignacio Crespo
Os dejamos la segunda entrega de entrevistas de OGMIOS. En este caso, Ignacio Crespo (@sdestendhal), médico y divulgador científico.
¿Quién es Ignacio Crespo?
No tengo ni idea. Hay otro que se llama igual que yo, con los mismos apellidos, y parece ser que es empresario. Yo soy médico, divulgador científico, camino de lanzarme al mundo de la investigación porque es lo que me gusta y es lo que me apasiona más allá del mundo clínico. Hago, sobre todo, radio, monólogos científicos, organizo eventos de divulgación… Soy una persona curiosa. Me gusta aprender, y la divulgación me permite estar todas las semanas informándome sobre algo nuevo y comentarlo en una mesa donde hay expertos de otros campos. Si yo hubiera dicho hoy algo equivocado sobre Física, David [Ibáñez, presidente de FeVaDIC] o Crespo [Quantum Fracture] me habrían dicho que eso es pura mierda. Así que yo me veo obligado, entonces, a tener un bagaje correcto de lo que aprendo. La divulgación en grupo es un examen constante, todas las semanas. Y eso es lo que me gusta. Supongo que es quien soy yo.
¿Te gusta la tortilla de patata?
Sí, con cebolla y con chorizo. Soy gallego, y me gusta la tortilla de Betanzos: el huevo prácticamente crudo, cebolla y chorizo. La gente del sur no sabéis comer tortilla.
¿Te gusta la horchata?
No mucho. En una asignatura de prácticas de primero de carrera, al salir del Forense, solíamos ir a tomar horchata. Yo acabé asociando el olor a los cadáveres al olor a la horchata. No salía con ganas de comer nada. Los fartons secos sí me gustan.
¿Pizza con piña?
No, por Dios.
¿Qué te llevó a estudiar medicina?
Me gustaban todas las ciencias que vi en el instituto, pero sabía que la Medicina iba a estudiarla menos por mi cuenta. No me llamaba tanto como otras ciencias, así que sabía que si me metía a estudiar otra cosa, acabaría dejándola de lado.
No entré a Medicina por salvar gente, sino porque me permitía tener un conocimiento más transversal y completo. Esto es lo que me llevó a hacer divulgación. Necesitaba saciarme, leía mucho y, al final, me dije, ¿por qué no llevo esto hasta otro punto? A veces, cuando uno lee mucho, aunque lo entienda, se olvida. En cambio, si tiene que entenderlo para explicarlo después, lo interioriza muchísimo más.
Si tienes pensado dejar de hacer divulgación, ¿qué harás después?
Sí que es posible que deje de hacer divulgación para descansar, porque es necesario. Sin embargo, no sé qué es lo que acabaré haciendo con mi vida, pero la divulgación va a ser para mí siempre una válvula de escape, en forma de hobby.
¿Qué le recomendarías a un estudiante de Medicina que no sabe por dónde tirar?
Que tenga muy claro que, si se mete a Medicina, se mete a una carrera en la que no va a entender los porqués de nada. Va a entender cómo se trata, cómo se diagnostica, y cosas que son muy mecánicas. Va a aprender algoritmos para ser el mejor médico posible dentro de una comunidad mayor, pero no para entender lo que realmente le ocurre al paciente. Para eso tendrá que tener ganas, interés, y buscar mucha información porque, en caso de que se quede sólo con lo qeu aprende en la carrera, se va a convertir en una máquina, y en cuestión de unos años, habrá máquinas con capacidad de utilizar algoritmos mucho más eficientes que nosotros para diagnosticar. De hecho, la inteligencia artificial de IBM ya tiene una tasa de acierto del 80% para la Medicina de Salud Pública.
¿Cómo llegaste a ser divulgador científico?
Esta es una de esas cosas que no eres, sino que te llaman. Tú no puedes decir que eres divulgador científico hasta que alguien coge y dice oye, tú eres divulgador científico. Puedes lanzarte, puedes hacer cosas, pero es como ser filósofo, escritor o pintor. Te lo tienen que llamar otros. Yo empecé haciendo monólogos científicos para el concurso de Famelab, que es un concurso a nivel nacional y, aún después de eso, yo no me considero divulgador. Me tuve que ir moviendo, organizar charlas, dar charlas, y participar mucho en la radio. Y, de repente, empezaron a verme como divulgador. Y dices, bueno, pues entonces supongo que lo soy.
¿Quién es Ignacio Crespo?
No tengo ni idea. Hay otro que se llama igual que yo, con los mismos apellidos, y parece ser que es empresario. Yo soy médico, divulgador científico, camino de lanzarme al mundo de la investigación porque es lo que me gusta y es lo que me apasiona más allá del mundo clínico. Hago, sobre todo, radio, monólogos científicos, organizo eventos de divulgación… Soy una persona curiosa. Me gusta aprender, y la divulgación me permite estar todas las semanas informándome sobre algo nuevo y comentarlo en una mesa donde hay expertos de otros campos. Si yo hubiera dicho hoy algo equivocado sobre Física, David [Ibáñez, presidente de FeVaDIC] o Crespo [Quantum Fracture] me habrían dicho que eso es pura mierda. Así que yo me veo obligado, entonces, a tener un bagaje correcto de lo que aprendo. La divulgación en grupo es un examen constante, todas las semanas. Y eso es lo que me gusta. Supongo que es quien soy yo.
¿Te gusta la tortilla de patata?
Sí, con cebolla y con chorizo. Soy gallego, y me gusta la tortilla de Betanzos: el huevo prácticamente crudo, cebolla y chorizo. La gente del sur no sabéis comer tortilla.
¿Te gusta la horchata?
No mucho. En una asignatura de prácticas de primero de carrera, al salir del Forense, solíamos ir a tomar horchata. Yo acabé asociando el olor a los cadáveres al olor a la horchata. No salía con ganas de comer nada. Los fartons secos sí me gustan.
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| Ignacio Crespo en la final de Famelab España. |
¿Pizza con piña?
No, por Dios.
¿Qué te llevó a estudiar medicina?
Me gustaban todas las ciencias que vi en el instituto, pero sabía que la Medicina iba a estudiarla menos por mi cuenta. No me llamaba tanto como otras ciencias, así que sabía que si me metía a estudiar otra cosa, acabaría dejándola de lado.
No entré a Medicina por salvar gente, sino porque me permitía tener un conocimiento más transversal y completo. Esto es lo que me llevó a hacer divulgación. Necesitaba saciarme, leía mucho y, al final, me dije, ¿por qué no llevo esto hasta otro punto? A veces, cuando uno lee mucho, aunque lo entienda, se olvida. En cambio, si tiene que entenderlo para explicarlo después, lo interioriza muchísimo más.
Si tienes pensado dejar de hacer divulgación, ¿qué harás después?
Sí que es posible que deje de hacer divulgación para descansar, porque es necesario. Sin embargo, no sé qué es lo que acabaré haciendo con mi vida, pero la divulgación va a ser para mí siempre una válvula de escape, en forma de hobby.
¿Qué le recomendarías a un estudiante de Medicina que no sabe por dónde tirar?
Que tenga muy claro que, si se mete a Medicina, se mete a una carrera en la que no va a entender los porqués de nada. Va a entender cómo se trata, cómo se diagnostica, y cosas que son muy mecánicas. Va a aprender algoritmos para ser el mejor médico posible dentro de una comunidad mayor, pero no para entender lo que realmente le ocurre al paciente. Para eso tendrá que tener ganas, interés, y buscar mucha información porque, en caso de que se quede sólo con lo qeu aprende en la carrera, se va a convertir en una máquina, y en cuestión de unos años, habrá máquinas con capacidad de utilizar algoritmos mucho más eficientes que nosotros para diagnosticar. De hecho, la inteligencia artificial de IBM ya tiene una tasa de acierto del 80% para la Medicina de Salud Pública.
¿Cómo llegaste a ser divulgador científico?
Esta es una de esas cosas que no eres, sino que te llaman. Tú no puedes decir que eres divulgador científico hasta que alguien coge y dice oye, tú eres divulgador científico. Puedes lanzarte, puedes hacer cosas, pero es como ser filósofo, escritor o pintor. Te lo tienen que llamar otros. Yo empecé haciendo monólogos científicos para el concurso de Famelab, que es un concurso a nivel nacional y, aún después de eso, yo no me considero divulgador. Me tuve que ir moviendo, organizar charlas, dar charlas, y participar mucho en la radio. Y, de repente, empezaron a verme como divulgador. Y dices, bueno, pues entonces supongo que lo soy.
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